Panamá me ha acogido con los brazos abiertos, la gente vuelve a ser curiosa y AMABLE . Los buses funcionan a todas horas, hay pensiones económicas y los turistas han desaparecido. Mi primer destino ha sido David donde nada más llegar me costó una hora de cháchara comprar un aguacate. De aquí me fui a Boquete todo dispuesto a subir el volcán Barú, la verdad que estaba casi fuera de mis posibilidades, más de 10 horas de trekking, 26 km andando y un desnivel de 2000 + otros 2000 para bajar. Tengo que decir que llegué a la cima casi a rastras y todo lo que vi fue niebla, una pena ya que dicen que se ven los dos mares, pero bueno para estirar las piernas no esta nada mal.