Boucote y el brujo


Una vez más la casamance nos sorprende, la gente es tranquila, amable, tienen su vida al margen del turismo, muchos son animistas (religion ancestral que convive con los espíritus de la naturaleza). Allí pudimos ver a los jóvenes de la tribu Diola con sus «trajes» de lucha preparados para competir con el pueblo de al lado y nos pasamos por el bosque de las grandes ceibas a presentar nuestros respetos al brujo (que por cierto ha cuidado bien de nuestra salud). Al final no pudimos ver el parque nacional de bassecasamance porque dicen que está lleno de minas pero vimos sus grandes y limpias playas…
P.d. por cierto el brujo es el espíritu que habita en el arbol de la foto.

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