Así volando por la inmensa estepa dejamos Ulaanbaator, ciudad aletargada donde se mezclan los grandes edificios de influencia rusa, con monasterios budistas y pequeños gers blancos que como una gran muralla rodean la ciudad. Una vez más las grandes ciudades me sorprenden, esta está llena de tiendas de moda, «mongolas» vestidas a lo «Versace«, hoteles vacíos, monjes budistas, pastores con sus trajes típicos, parkings para caballos y los teléfonos públicos son personas con un teléfono en la mano…